Península de Paraguaná, entre médanos y apariciones

Corría el mes de Marzo de 2009, y ya comenzaba a aparecer en el grupo, la preocupación por el plan de Semana Santa de ese año. Buscando una alternativa y un destino distinto, recordamos que un amigo nos había comentado sobre sus «aventuras» por la Península de Paraguaná y decidimos llamarlo para que nos comentara su experiencia con lujo de detalles.

Luego de esa conversación quedé bastante entusiasmado y comencé a investigar en internet, meterme en foros, averiguar posadas, y como no tenía GPS, hasta me fui al Instituto Nacional de Cartografía de Venezuela ubicado en La Hoyada y me compré un mapa donde aparece TODA la Península de Paraguaná, la vegetación, la hidrografía, el relieve, los poblados, todo tipo de carreteras, hasta los naufragios visibles y no visibles, usted nómbrelo y se conseguía en ese mapa. Algunos podrán pensar que fue algo rebuscado guiarse por mapa, pero más adelante no ayudaría a salirnos de un gran aprieto.

¡A LA CARRETERA!

Salimos a las 3 de la mañana del día 3 de abril rumbo a la península de Paraguaná sin tener posada ni nada planificado, nuestro sitio de pernocta ese día, iba a ser las playas de las dunas de Cabo San Román o también llamados Médanos Blancos, yo no sabía más nada, ese era nuestro destino.

Médanos de Coro comiéndose la carretera que sube hacia la península

Les puedo decir que ya llegando a Coro desde los lados de Carabobo hay un tramo en la carretera que subes una montaña y te topas con uno de los valles más increíbles que he visto en mi vida, una belleza. Este ciertamente es un buen sitio para tomarse fotos y disfrutar de la vista.

Llegamos a Coro e hicimos parada súper obligatoria en los Médanos de Coro. Luego de las respectivas fotos continuamos el camino y comenzamos a subir por el istmo de Paraguaná. La vegetación por esa zona es xerófila «intermedia». La carretera subiendo a Adícora es una belleza con playas y dunas del lado derecho. Hay muchos burros en el camino, ya que son la especie propia de la zona, por favor tengan precaución porque estos suelen cruzar las vías con bastante frecuencia y en grandes cantidades.

Largas y bellas carreteras

Subimos y llegamos a un pueblo que se llama El Supí. Allí nos paramos en una casa y un viejito desde su silla de cabilla y cables nos indicó el camino, y al enterarse que íbamos a acampar en las playas de los médanos nos dijo con voz y cara misteriosa: – Cuidado por allá que eso es bien solo. –

Como a las 4 pm llegamos al faro de Cabo San Román, lo que quería decir que estábamos oficialmente en el punto septentrional, es decir, el punto en tierra firme más al norte de Venezuela. Desde ahí se pueden captar estaciones de radio y señal de celular de Aruba. De ahí en adelante olviden la señal de celular. En la playa antes del faro llamada Bahía de Playa Escondida, se encuentra el naufragio del buque Denisse Marie, a escasos 25 metros de la orilla. Este se dedicaba en la década de los 70’s al transporte de sal. Algunos dicen que en medio de una tempestad, se perdió y encalló allí, otros dicen que fue para cobrar el seguro. Lo cierto es que resulta impresionante ver un buque de esas enormes dimensiones, tan cerca de la orilla.

Barco encallado Denisse Marie a pocos metros de la orilla

Seguimos nuestro camino unos 20 minutos más y de la nada se nos atravesó la primera de 3 grandes dunas que componen el bello paisaje donde íbamos a pasar la noche. ¡No lo podíamos creer! Subimos la duna y en la punta nos bajamos felices. El paisaje es realmente impresionante. Una soledad increíble, brisa muy fuerte y de ñapa la isla de Aruba enfrente. Nos dispusimos a avanzar un poco más hasta llegar a un lugar apropiado donde instalamos el campamento. A las 6 pm brindamos todos con el atardecer y dimos gracias a Dios por haber llegado bien a tan maravilloso lugar.

El poblado más cercano desde el punto donde acampamos estaba a unos 30 minutos lo cual lo hacía un sitio bastante inhóspito. Esa noche estuvimos sentados fuera de las carpas hablando. Dormimos, y a las 4 am me desperté, salí de la carpa y allí estaba, una de las vistas más insólitas que he tenido frente a mi en mi vida. Millones de estrellas en el cielo totalmente despejado, la extensa playa con arena de médano de lado a lado, y a lo lejos en el Mar Caribe, la costa de la isla de Aruba alumbrada por sus luces, la cual tenía una acumulación de nubes sobre ella que ayudaba a que resplandeciera aún más. Agarré una silla, y me quedé sentado solo contemplando aquel espectáculo.

En esa playa sólo pasamos esa noche y al día siguiente nos fuimos a una posada en Adícora donde pasamos el resto de la semana, pero ese lugar nos impactó y nos gustó tanto que no importaba en qué lugar de la península nos encontráramos, todas las tardes regresábamos a la cima de una de las dunas a ver el atardecer, con un buen fondo musical.

Uno de los paseos que ofrece la península es la vuelta completa que se le puede dar por su parte norte hasta la parte sur nuevamente. El camino está constituido básicamente por tierra y piedras lo cual obliga al conductor a ir a baja velocidad, son caminos estrechos pero muy atractivos a la vista, con el mar siempre al lado derecho. La mejor playa de la península por votación general en el grupo es Punta Macolla, la cual está vigilada también por un gran faro, que lleva allí desde el año 1992. A diferencia de la playa de los médanos que es de fondo de piedra en su mayoría, esta playa es de fondo arenoso lo cual la hace bastante sabrosa.

Playa y faro de Punta Macolla

Al salir de Punta Macolla para continuar el viaje, por favor no inventen con el GPS, no se las tiren de expedicionarios australianos y bajen tranquilamente hasta Punto Fijo. Les hago esta advertencia porque dos de los pilotos del grupo quisieron probar suerte con el GPS y tratar de cruzar la península por la mitad, para así «llegar más rápido a Adícora» (yo me opuse pero nadie me paró… «Está bien, está bien vámonos de expedición», les dije burlándome. Craso error. La expedición comenzó a las 6 p.m. y eran las 10:30 p.m. y estábamos perdidos en medio de una planicie minada de cactus. El GPS decía derecho y resulta que derecho había un cactus de 4 metros de alto, y ahí obviamente terminaba el camino. El GPS decía a la derecha y a la derecha había una reja de púas. Y así nos fuimos perdiendo más y más, siguiendo la bendita ruta amarilla del GPS.

En esa zona hay MUCHOS caminos abiertos por los lugareños. ¡Miles! Y es realmente imposible conseguir uno solo que te lleve a la carretera asfaltada más cercana. Llegó el punto en la «expedición» en el que me molesté (por no decir otra palabra), mandé a lavarse el paltó a todo el mundo y me comencé a guiar simplemente por la luna… Recuerden que no tenía GPS todavía y había dejado el mapa en Caracas.

Yo sabía que la luna estaba hacia el este y que la playa de Punta Macolla estaba hacia el Noroeste, entonces procuré mantener nuestro satélite natural siempre a mi costado derecho, casi a mis espaldas, siempre con la ayuda de mi copiloto y mis otros dos tripulantes. Total que así fue que llegamos a un caserío (3 casas), donde rodeado por un poco de perros y en medio de una oscuridad casi absoluta, un señor nos indicó el último tramo del camino para llegar a Punta Macolla de nuevo. Fue así como conseguimos con ayuda de la luna sacarnos de esa «expedición» fallida, y retornar a la posada sanos y salvos. Gracias a Dios y a la luna sólo fue una anécdota más. Lo que más me dolió fue que esa noche perdimos la cena incluida en la posada.

EL HOLANDÉS FANTASMA DEL FARO DE CABO SAN ROMÁN

Otra anécdota interesante del viaje, fue el día que nos topamos en el Faro de Cabo San Román con “El Holandés Fantasma del Faro”. Eran las 11 p.m. y veníamos de regreso de ver el atardecer en los Médanos Blancos. Pasando por al lado del faro, yo que iba liderando el grupo, vi una acumulación de bolsas negras moviéndose en el piso, la rodeé y seguí mi camino. Un poco más adelante, nos detuvimos porque uno de los integrantes del grupo tenía que bajarse a ir al baño. Todo esto bajo la oscuridad absoluta de la noche, y la luz del faro que iluminaba intermitentemente.

El faro de Cabo San Román en medio de la oscuridad de la noche

Parado conversando a un lado de mi camioneta, veo hacia mi derecha que una sombra se aproxima y pego un brinco. Al alumbrar con la linterna rápidamente veo a un señor de aspecto extranjero, ojos claros, con barba algo descuidada, un morral y unas bolsas negras. Venía caminando hacia mi hablando en inglés y casi agachado. Pedía que no le alumbrara a la cara. Me aproximé lentamente a él y comenzamos a hablar. Contó el señor que ese día estaba llegando de un largo viaje desde la Patagonia Argentina, y que ese era su último punto en Sur América. Le pregunté de dónde era y me contestó que de algún país de la Unión Europea. Quisimos tomarnos una foto con él, a lo que respondió negativamente diciéndonos: “Yo no creo en las fotografías… Prefiero guardar los recuerdos en mi mente, que en algo material como lo es una foto. Llévense de este mundo sólo los recuerdos, así aprenderán a valorar más las cosas…”. Teoría bastante válida, pero algo sospechosa. Al final decidimos dejarle unas cuantas latas de atún, agua y unas galletas de soda que era lo último que nos quedaba de comida en las camionetas. Nos montamos en nuestros carros y lo dejamos atrás en medio de la oscuridad.

En la noche más oscura el faro siempre ilumina la costa rocosa

Horas más tarde, ya en la posada y reflexionando sobre el encuentro, surgieron varias teorías: Que era un fugitivo que estaba esperando para llegar hasta Aruba y quedarse allí o que era un Hippie errante por la vida, pero la teoría que más nos gustó fue pensar que nos habíamos encontrado con “El Holandés Fantasma del Faro”.

En la península también hay muchos sitios de interés más accesibles como las salinas de las Cumaraguas, la laguna Boca de Caño, una playa que se llama Mata Gorda donde está el resort abandonado “Médano Caribe” (Buen sitio para tomar fotos) y allí se puede hacer buen kitesurf también. El cerro Santa Ana, único relieve considerable de la península ubicado en el medio de la misma con una altura de 830m. La nota ahí es dejar las camionetas abajo y subirlo caminando. Lo atractivo al subirlo es el cambio drástico de temperatura, de 34 grados a unos 20 grados lo cual es bastante fresco para la zona, y el cambio en la vegetación y la fauna del sitio, sin dejar a un lado la grandiosa vista de 360 grados sobre la península. También hay pueblos donde pueden visitar las ruinas de las haciendas de famosos personajes de la historia venezolana, como es el caso de Juan Crisóstomo Falcón. Cuevas, monumentos, playas, más playas, bahías, chivos, burros y más chivos.

¡Paraguaná ha sido uno de los mejores destinos al cual he ido! Lastimosamente por la inconsciencia de la gente, la falta de educación y amor por su país, hay mucha basura por allá arriba. Da muchísima lástima y rabia, ver paisajes tan bellos opacados muchas veces por botellas, pañales, y cualquier cantidad de desperdicios. En la playa de los Médanos Blancos, nos molestó ver tanta basura regada, que hicimos nuestra labor de la semana y en menos de 20 minutos limpiamos TODA la playa de punta a punta. Luego nos llevamos las bolsas y las depositamos en el sitio donde pertenece la basura, en un basurero.

Luego de una grandiosa semana, regresamos a casa felices de haber conocido un pedacito más de nuestra hermosa Venezuela.

Elías Rodríguez Azcárate


TIPS DEL VENEZOLANO EN UN VIAJE:

 – Estudiarse bien la zona por mapas en GPS.

– Protector solar.

– Tener cuidado con los animales silvestres en la vía.

– Equipo completo de camping o buscar posada en el pueblo de Adícora.

– Ropa ligera.

– No aventurarse por caminos de tierra desconocidos porque hay tantos abiertos que pueden terminar perdidos.

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5 comments

    1. Gracias por tu comentario Leonardo y por haberte tomado el tiempo de leer este relato. Sin duda alguna debemos seguir buscando crear conciencia en el país sobre estos y otros temas.

  1. Muy buenos tus cuentos, como siempre tanto que le acabo de decir a mi esposa que algún día la llevaría a conocer Aruba desde Venezuela jajajaaja bendiciones gracias por tus contenidos q son excelentes

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