Boca Hueque, acampando entre espíritus de indígenas ancestrales

En medio de una de las noches más oscuras en la cual me ha tocado acampar, iluminados simplemente por una tenue fogata que crujía frente a nosotros, nos encontrábamos al noreste de la costa del estado Falcón, absolutamente solos, refrescados por la brisa fuerte y constante, y arropados por un cielo en el que no cambia ni una sola estrella más.

Boca Hueque, ubicado después de Mirimire a la derecha, fue el destino escogido esta vez para disfrutar de un fin de semana completo entre amigos y naturaleza. Ni las leyendas que hablaban de espíritus burlones que supuestamente salían en esa playa nos impidió vivir al máximo esta grata experiencia.

El viaje hasta allá, que en teoría no es tan largo, resultó ser uno de los más acontecidos y lentos que hemos tenido que enfrentar.

Salimos el día viernes después del trabajo aproximadamente a las 7 de la noche, y una hora y media después la autopista Regional del Centro fue el motivo de nuestras desgracias. Casi llegando a Valencia hubo un volcamiento de un camión el cual trancó en su totalidad el flujo de vehículos en ambos sentidos. Dos horas después tomaríamos la decisión más acertada del viaje. Investigando en los gps, descubrimos, paralelo a esta arteria principal, una pequeña carretera vieja la cual fue nuestra gran salvación. Sin embargo, nos tomaría algunas horas más llegar a nuestro destino, arribando finalmente a las 5 de la mañana a la playa de Boca Hueque, totalmente exhaustos y algo obstinados por el retraso sufrido en el camino.

Esa mañana, con un ojo abierto y otro cerrado del sueño, estacioné mi camioneta debajo de una de las millones de palmeras que visten esta hermosa playa de la costa falconiana. Con los primeros rayos del sol iluminándonos, pude contemplar y comprobar lo hermoso del lugar antes de irme a tomar un merecido descanso. La playa es bastante larga y el agua es marrón claro, típico de la mayoría de las playas de Falcón, pero no por eso deja de ser un paraíso. A ambos extremos está custodiada por montañas desde donde se puede apreciar una gran vista del lugar y sacar buenas fotos. En el sitio no había un alma. Detrás de donde estábamos acampando hay una laguna de agua salada donde según comentan algunos hay muy buena pesca.

Ese día sábado transcurrió muy tranquilo, algunos, como yo, durmiendo y descansando del maratón que nos echamos en el camino hacia allá, otros caminando por la playa y otros sentados hablando y disfrutando de la música y el sol. Kiwi, mi perro copiloto estrella, por su parte se dedicó todo el viaje a buscar por todos lados y recolectar cocos debajo de la camioneta de uno de los integrantes del grupo. Al final del día, cuando nos dimos cuenta, era tanta la cantidad de cocos que había metido allí que tuvimos que comenzar a sacarlos, ya que si seguía a ese ritmo al día siguiente mi amigo no iba a poder arrancar. Qué perro más loco…

Algo que no agrada a muchas personas cuando van a esta playa es el color del agua. Es marrón por el tipo de arena y el oleaje constante que tiene, pero les puedo asegurar que es uno de los baños más sabrosos que me he dado en mi vida. La temperatura es tan perfecta que cuando estás adentro sientes como si flotaras en el aire. Se está muy a gusto y viendo la maravillosa vista que te ofrece la costa, más todavía.

Hay épocas en las cuales la plaga es insoportable. Los jejenes o puripuri han ganado una muy mala reputación por arruinarle las vacaciones a más de uno. Nosotros corrimos con suerte y no nos topamos con estos indeseables amiguitos.

¿PLAYA PROTEGIDA POR ESPÍRITUS?

Como mencioné anteriormente, Boca Hueque siempre ha sido objeto de múltiples leyendas. Muchas personas que han ido aseguran que si se sube mucho el volumen de la música en la noche, comienzan a suceder cosas muy extrañas. Dicen que se escuchan voces, que los espíritus comienzan a esconder las pertenencias de las personas, y tumbar las cosas, y que en ocasiones hasta apagan las camionetas que generan ruidos molestos. Por eso nosotros, estando allá, no nos quisimos arriesgar y tratamos de no subir mucho el volumen a fin de no fastidiar a nadie y evitar encuentros escalofriantes e indeseados.

Investigando un poco más sobre el tema, la hipótesis que se maneja es que cerca de allí hay un cementerio muy antiguo, y que todo el que vaya a perturbar la paz de dicho paraje, será expulsado por los espíritus que lo protegen celosamente.

HAY MÁS QUE CONOCER…

Estando allá también hay otras opciones si desean conocer más lugares interesantes. Del otro lado de la montaña que se encuentra entrando de frente a Boca Hueque, hay una playa más pequeña llamada El Pozo, en la cual también se puede acampar pero el acceso es un poco complicado y requiere de un vehículo bien equipado y ciertas habilidades de manejo.

Al final de esa playa puedes conseguir la desembocadura del río Hueque y admirar un criadero natural enorme de jaibas. Si vas a meter los pies en el río debes tener cuidado de que no te piquen con sus poderosas tenazas.

Pasando esa playa y el río, si el nivel del agua lo permite, puedes llegar a una de las salinas (abandonada hoy en día por el chavismo) más grandes de Venezuela llamada Salina de Sauca. Los habitantes de la zona y los pueblitos que se consiguen son verdaderamente magníficos.

Si seguimos unos cuantos kilómetros por la costa hacia el occidente, nos encontramos el poblado de Sabanas Altas. En una de sus dos playas se encuentra el buque carguero “Friends II” encallado, el cual resulta muy atractivo de visitar ya que está muy cerca de la orilla y está casi entero. Es algo imponente y misterioso, y de inmediato comienzan a saltar miles de preguntas a la mente acerca del desafortunado destino del mismo.

Si por el contrario lo que se quiere es disfrutar de la montaña y sus encantos, este estado también ofrece dicha opción. Se pueden visitar las Cuevas de Zumbador y las Cuevas de la Quebrada del Toro, las cuales se encuentran en lo más profundo del bosque tropical.

Lastimosamente Boca Hueque no escapa de las terribles huellas que algunas personas dejan a su paso por nuestras maravillas naturales. Justo en el sitio donde acampamos había una cantidad considerable de basura y desechos, los cuales tuvimos que recoger antes de poder comenzar a disfrutar. Nunca he entendido la forma de pensar de las personas que actúan de esa manera. Tan fácil que es llevarse la basura que uno genera dentro de bolsas negras y depositarla en un sitio destinado para ello donde no altere ni perjudique nuestros recursos naturales. El cambio comienza en cada uno de nosotros, dándole el ejemplo a las demás personas de cómo debe ser el comportamiento adecuado, para que de esta forma todos podamos disfrutar plenamente de las maravillas que nuestra Venezuela nos ofrece.

2 comments

  1. Excelente relato,
    Cómo siempre engancha de principio a fin.
    La imagen de Kiwi guardando cocos debajo de la camioneta, Jajajaja sin saber que años después tendría un hijo que justamente se llamaría Coco!
    Bien pa! Pronto volveremos!

  2. Epaleee ya he ido tres veces a este destino y de verdad que lo considero como uno de mis lugares preferidos en Venezuela. La primera vez que fuimos, presenciamos un acto de este tipo “espiritual” resulta ser que eran unos niños que nos estaban fastidiando haciendo sonidos y pasando cerca del campamento. Nos dimos cuenta ya que al día siguiente de lo sucedido nos encontramos al pescador más famoso de la zona con los niñitos y les contamos lo que nos ocurrió, luego los niños y el pescador se empezaron a reir y nos contaron que ellos se la pasan asustando a la gente. Ojo las tres veces que he ido nunca hemos tenido la música alta y no somos un grupo que hace desastre ni bochinche. Si quiren ver nuestra experiencia nos pueden seguir en instagram: @tripiandovzla

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